En forma de ira, desprecio, tal vez crueldad, aparece una fuerza blanco destello que en ciertas ocasiones me supera y empieza a consumirme el pecho, lanzándome llamas rojo intenso. Siento la fuerza en mi interior pidiendo justicia, pero no puedo hacer nada. Antes de que la triste impotencia me invada y me conquiste me libero de toda ira. Ya que aunque luche contra el mundo, el inamovible destino inescrito me brinda su más tierna y sarcástica sonrisa mientras nada logro, pero... ¿Ese es motivo para rendirse?
Cierro los ojos
le devuelvo la sonrisa
y sigo luchando.
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